miércoles, 31 de enero de 2018

Ella


Mis ojos se admiran al mirarla. Disfruto la experiencia en sus manos, el movimiento fuerte de su cuerpo y la seguridad en su mirar. Pero me pregunto, ¿qué hay detrás de esa fuerza, de esa seguridad y de esa experiencia?

Sus ojos verdes que empiezan a mirar con cansancio, ¿qué cosas habrán visto, que a los míos les falta por ver? Tal vez una tierra extraña a mi, con caminos estrechos y largos, llenos de árboles pintorescos, naranjas y verdes, piedras que la hayan querido hacer tropezar, las cuales sin duda las pudo pasar. ¿Cuántas veces debió recorrer esos senderos, solitaria, sintiendo las caricias del aire en su rostro y su cabello jugar con los hombros. Qué pensamientos habrá llevado en su mente a cada paso que daba?

Su mundo era tan lejano al mío, que podría ser imposible pensar que estoy ahora junto a ella. Desearía tanto ver y recorrer las afortunadas nubes que ella apreciaba. Cómo desearía ver su cuerpo joven, inexperto, radiante, moviéndose de un lugar a otro, buscando su felicidad. Afortunado el hombre por quien ella dejó caer lágrimas en sus mejillas.

Imagino su vida antes de que yo apareciera. Su sonrisa tímida al dirigirse a alguien que quería, su suave piel mojada con el agua del mar, que tanto le gusta. La imagino hermosa, deslumbrante, delicada, inocente y alegre.

Tal vez todo eso se juntó, más sus penas, errores y frustraciones para formar la mujer tan fuerte, segura y respetable que es ahora. Si con solo verla, la mente relaciona esa mujer con una rosa grande, roja, ya madura pero aún fuerte, bella e imponente.

El hombre que logró ser su compañero de vida, habrá sido y será un hombre millonario. Si con solo tocar su piel, los capullos se convierten en mariposas y los botones de las flores brotan resplandecientes. ¿En qué se convertiría ese hombre al haberla tocado?

¿Qué habré ganado o qué habré hecho para lograr tenerla junto a mi todo este tiempo? Sin duda, Dios me regaló el tesoro más valioso de mi existencia: Mi Madre.

Tere Kuri

(junio 1998)

2 comentarios:

  1. ¡Felicidades, Tere! Un pequeño paso para la pluma, un gigantesco paso para la escritora y la persona. Por acá te estaré leyendo...

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  2. Te acabo de conocer y llegaste rotundamente a mi vida a darme ese empujón que me hacía falta para animarme a hacerlo. ¡Infinitas gracias! Nos estaremos leyendo...

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