domingo, 4 de febrero de 2018

Conforme

El viento sopla y refresca mis recuerdos.
Recuerdos que invaden mi más profundo ser.
Recuerdos que me seguirán como el sol al día. Viven en mi, son parte de mi, beben de mis lágrimas y se alimentan de mi dolor.
No tener esos recuerdos vivos en mi alma es como no tener ojos para ver.
En esos recuerdos persiste el amor. La distancia y el tiempo los hacen enterrarse más, por muy lejano que se vea.
Disimulo no tenerlos, trato de querer vivir sin ellos, pero sin ellos  no podría vivir. Esos recuerdos que se refrescan con el viento me hacen reír y llorar, cantar y esperar; todo es inútil. Este intento de querer vivirlos me hacen dar cuenta lo lejos que está. El extrañarlos me hacen sentir ridícula por querer regresar.
Mientras mi mente razona que ya no existe, mis recuerdos me enseñan la existencia de su amor. Ese polvo de amor es un poco de mi y de mi alrededor.
Las palabras calladas por el sueño de su corazón han hecho de mi una mujer. Su silencio continúa enseñándome. Su huella está en mi mirada y mis pasos.
Cómo duelen mis recuerdos, cómo remueven. Si tan solo hubieran más de estos, yo estaría conforme, porque esos recuerdos de más, significaría que hubiera podido vivir y pasar más momentos con Papá.
Seguiré sintiendo el viento y refrescando mis recuerdos, para seguir soñando en que Papá estuvo junto a mi.

Tere Kuri

Enero 2000

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